jueves, 26 de marzo de 2009

La Cuestión Educativa: Problemas y Soluciones


por Luis Alberto Melograno Lecuna*

En una época donde las palabras parecen estar gastadas, es menester decir las cosas con contundencia, con crudeza, con la mayor vehemencia, máxime, si lo que está en juego es el futuro de las nuevas generaciones, el de nuestra posteridad, el de la calidad de vida de la especie humana.

Las inequidades (desigualdades), e iniquidades (injusticias) que se abaten en estos momentos sobre la humanidad – y que no dejan de acentuarse – tienen un claro punto de partida: las enormes diferencias de acceso a los recursos que ofrece en este nuevo siglo, la avasallante revolución educativa, cultural, científica y tecnológica.

Históricamente la escuela ha sido refractaria a todo intento de modificación de su estructura y contenidos. Pero en las últimas dos décadas, la magnitud y aceleración de los cambios es tal, que la brecha cognitiva y procedimental entre la organización educativa y las demás organizaciones, se ha transformado en un abismo. Los planes de estudio de las carreras docentes han quedado absolutamente desactualizados, y su obsolescencia ha transformado a los docentes en actividad, a la luz de este nuevo siglo y sus desafíos, en personas no idóneas, en analfabetos funcionales, en profesionales incompetentes, sin las capacidades necesarias para formar adecuadamente a sus alumnos. Ésta, lamentablemente, es una verdad tan terrible como irrefutable.

Y esta falta de competencias no es precisamente una responsabilidad de cada educador, porque como dijimos, muchas de las estrategias, técnicas, tecnologías y contenidos imprescindibles para desarrollar su profesión con excelencia académica y profesional, no fueron adquiridas cuando los actuales docentes cursaron sus estudios, porque las mismas sencillamente no existían.

Hay que tomar cartas en el asunto cuanto antes. Debemos tener siempre presente que un alumno deficientemente formado es en potencia un adulto que no podrá realizarse integralmente como ser humano, y que será víctima de todos los problemas y limitaciones sociales, culturales y económicas que trae aparejado el no poder acceder a un desarrollo intelectual adecuado, al dominio de las competencias necesarias para desenvolverse en un mundo tan complejo y exigente como el que le tocará vivir.

Existe una enorme cantidad y calidad de recursos y conocimientos que deben ser incorporados, asimilados y actualizados sistemática y metódicamente por los maestros en ejercicio de la profesión, como única manera de garantizar que esta brecha en la adquisición de saberes y competencias, se vaya achicando hasta su mínima expresión.

¿Cómo llevar a delante la ciclópea tarea de brindar al cuerpo docente de un país, de una sociedad, de una escuela, todos los contenidos y recursos imprescindibles para que alcancen lo antes posible los niveles de competencia necesarios para no defraudar las expectativas de realización personal de sus alumnos, los futuros ciudadanos?

“A grandes males, grandes remedios”, reza el dicho popular. En este mundo globalizado contamos con un recurso ideal, como es la formación y actualización continua por medio del aprendizaje a distancia (e-learning), y la eventual combinación de la educación a distancia con momentos presenciales, como por ejemplo, para la realización de alguna clase magistral, y los exámenes o evaluaciones finales (aprendizaje combinado, virtual y presencial, o b-learning).

No cabe ninguna duda que en líneas generales, la inmensa mayoría de los docentes de Iberoamérica no cuenta ni con los recursos técnicos ni económicos como para poder actualizarse sistemáticamente, siendo compromiso de los gobiernos el proveer los medios para que se implemente en cada jurisdicción un sistema de formación a distancia apropiado:

- que sea exigible aprobar en un tiempo prudencial, para poder seguir ejerciendo la profesión
- que sea convalidado oficialmente, es decir que tenga valor curricular
- que conste de módulos que una vez aprobados, sirvan como parte de los saberes a incorporar para acceder a posteriori a un título de jerarquía universitaria
- que permita por sus contenidos, el aprendizaje de distintos tipos de competencias profesionales, imprescindibles para desarrollar una labor áulica de excelencia
- que el aprobado de cada módulo otorgue un puntaje cuyo valor esté relacionado con la mejora en las remuneraciones docentes, instalando el concepto de meritocracia, como contrapartida al aumento de salarios que paradojalmente se otorga sólo por el simple hecho de ser cada vez más antiguo en el ejercicio profesional.

Si bien es cierto que cada región o país debiera analizar además, la capacitación de sus maestros en una serie de competencias específicas y necesarias para cada lugar, existen una importante cantidad de competencias y contenidos que son comunes y necesarios para todos los educadores del mundo, más allá del ámbito geográfico donde desarrollen su profesión.

En este sentido, consideramos que organismos internacionales como la Organización de los Estados Americanos (OEA), a través de convenios con los países miembros, pueden llevar adelante un rol fundamental como catalizadores de un proceso vital para la transformación sociocultural y económica de nuestros países. Homologar un plan de actualización profesional por módulos, para los docentes en actividad, realizado mediante educación a distancia, sería un gran paso en este rumbo.

Otro tanto en cuanto a las recomendaciones a los países para que tengan previsto en sus partidas presupuestarias, los recursos para producir esta revolución formativa de sus docentes. De más está decir que los aportes crediticios y subvenciones de organismos como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), pueden dar un impulso altamente significativo para que se alcancen los altos propósitos que debe perseguir un plan de estas características.
Los recursos deben asignarse entre otros factores, a la optimización del equipamiento tecnológico escolar para poder conectarse a Internet adecuadamente, la elaboración de material de apoyo en formato papel (libros, apuntes, y demás textos ad hoc), y los costos de los cursos de actualización y formación profesional.

Quizás la intervención de organizaciones del tercer sector (organizaciones no gubernamentales, tan indispensables para el funcionamiento de una sociedad moderna), sea oportuna como colaboración en la tarea, especialmente para asegurar la transparencia necesaria para garantizar el uso y cuidado de los equipos necesarios para concretar este sistema de formación y actualización continua.

En algunos lugares existen ámbitos a cargo de asociaciones de fomento, fundaciones, cooperadoras escolares, mutuales, cooperativas y otras asociaciones civiles sin fines de lucro, que coordinan el funcionamiento en sus instalaciones, de salas con una determinada cantidad de ordenadores personales conectados a Internet, de acceso generalmente gratuito (especialmente para para docentes y jubilados), donde los equipos pueden ser utilizados para hacer consultas sobre pago de tributos municipales, búsqueda de información, etc. Sitios de estas características serían ideales para que los docentes puedan acceder a cursos y/o módulos de actualización profesional, bajar material de estudio, enviar sus trabajos prácticos, etc. Otra variante es implementar un programa de adquisición por parte del docente, de su propio ordenador personal, con formas de pago accesibles a sus posibilidades.

Dada la universalidad de los contenidos y competencias que deben aquilatar los docentes, la educación virtual es la herramienta más económica y rápida para implementar una actualización profesional masiva e inmediata, de modo de ir eliminando el retraso formativo en que se encuentran los educadores de nuestros países.

Se dice que las casualidades no existen, sino las causalidades. La idea de contar con un sistema formativo masivo, económico, y de rápida implementación, no es ajena a la historia fundacional de los países americanos, y fue preocupación sustancial de los dos grandes próceres libertadores de América, José de San Martín y Simón Bolívar. La necesidad de alfabetizar a una innúmera cantidad de habitantes de esto inmensos territorios, y la imposibilidad de contar con la adecuada cantidad de docentes, los hizo interesarse vivamente por el método mutuo ideado por el inglés Joseph Lancaster. Cabe destacar, por ejemplo, la puesta en práctica del método lancasteriano en México, a principios del siglo XIX, con interesantes resultados.

Casi dos siglos después, las coordenadas se asemejan: el mismo y vasto continente, la misma necesidad prioritaria de formar (esta vez no a alumnos, sino a docentes), y la posibilidad de acceder a una metodología de aprendizaje masiva, económica, y de rápida implementación. En este caso, con una mayor eficiencia profesional, porque en vez de los alumnos monitores que propugnaba Lancaster, se puede contar con el aporte académico de profesionales de primerísimo nivel, quienes vienen desarrollado los materiales y contenidos de capacitación y actualización necesarios, los cuales se pueden difundir a lo largo y ancho del mundo y en el mismo instante, por medio de los recursos interactivos y masivos que brindan combinadamente las tecnologías de la información y la comunicación a distancia (telemática).

Hace dos siglos, la necesidad de educar al pueblo (en palabras de Sarmiento: “Educar al soberano”), se convirtió en una razón de Estado, e influyó decididamente en la conformación social de los actuales países americanos.

Hoy, la necesidad de formar eficientemente a los docentes para que a su vez formen a los futuros ciudadanos de Latinoamérica, siguiendo el ejemplo de los próceres pretéritos, debe ser también, y sin lugar a dudas, una razón de Estado.

Si los políticos, los que tiene poder de decisión, los que realmente quisieran cambiar las cosas, hubieran leido a Sarmiento, tendrían presente una frase sencillamente magnífica del sanjuanino: “Todos los problemas que existen, son un problema de educación”


Luis Alberto Melograno Lecuna*
- Especialista en política cultural y management educativo.
- Miembro Consultor de la AMEI (Asociación Mundial de Educadores Infantiles)
- Director Pedagógico de United High School
- Director del Centro de Integración Educativa Pueblo Blanco